Carta a los Ingenieros

Por Guillermo López Flores

Dado el nivel de vida y de cultura técnica de nuestra sociedad, en Paraguay la ingeniería está asociada fundamentalmente a la construcción, montaje, operación y mantenimiento de las infraestructuras. Esto es, energía, telecomunicación y vías comunicación, etc. Sin embargo es mucho más que eso. Es casi toda la actividad industrial, la investigación, el desarrollo e innovación de los incontables componentes tecnológicos de una sociedad moderna altamente tecnificada. En otras palabras, no asociamos a la ingeniería el Internet, o el DVD, la cirugía a rayos láser o la tomografía, o la reciente visita al Planeta Saturno, o el portentoso crecimiento chino (que ha tenido 3 presidentes ingenieros).

En realidad, desde inicios del siglo XIX y gran parte del siglo XX el hombre común ha ido incorporando a su vida diaria una parafernalia tecnológica cada vez más compleja, producto de la ingeniería que transforma el conocimiento puramente científico y de laboratorio en objetos de uso práctico y corriente. Gracias a ello ha aumentado su confort, se ha liberado del esfuerzo físico y sobre todo ha aumentado tremendamente su productividad así como su tiempo de ocio. Todo esto produjo entre los miembros de la sociedad de entonces, admiración generalizada por la técnica y reconocimiento a los trabajos de ingeniería, que convertían en realidades las posibilidades teóricas o de laboratorio. Si bien hoy día ya es muy difícil provocar admiración tecnológica, en los próximos 30 años, para no arriesgar demasiado, veremos aun enormes desarrollos de la ingeniería en áreas de la mecánica, máquinas herramientas de control numérico, mecatrónica, robótica, automatización de procesos, las fuentes alternativas de generación eléctrica y combustibles, la cogeneración y generación distribuida, la fotónica, optoelectónica, rayos láser, hologramas, electrónica de potencia, la microelectrónica, industrial, comercial y doméstica, la microcomputación, microprocesadores, las telecomunicaciones, fibra óptica, telefonía celular, televisión comprimida, televisión interactiva, la informática, telemática, la biotecnología y bioingeniería, los fármacos, la bioelectrónica, los nuevos materiales, superconductores, fibras ópticas, fibras de carbón, cerámicas, biomateriales, etc.

La ingeniería y el ingeniero, gravitan en muchos sectores estratégicos del desarrollo nacional, en la economía, la productividad, la infraestructura, el desarrollo rural, urbano y ambiental. En este sentido, fue uno de los sectores de más pronta respuesta. Pues poco después de la Conferencia de las NNUU para el Ambiente y Desarrollo, en 1992, conocido como Cumbre o Rio Summit, un grupo de ingenieros realizó un análisis sistemático de los documentos primarios de acción, conocida como Agenda 21. Ellos encontraron que de los 2.500 temas de la agenda, 1.700 tenían implicación técnica o ingenieril, y al menos 241 tenían implicancias ingenieriles significativas. Los ingenieros contribuyen a incorporar tecnologías que permiten a los sectores de producción a elevar su productividad industrial; a la modernización tecnológica de los sectores económicos, estimulando la inversión, la diversificación y la competitividad. Las infraestructuras básicas son elemento esencial para potenciar las actividades económicas y productivas y establecer las bases de un desarrollo sustentables. El conocimiento acumulado y el potencial creativo de los ingenieros impulsan el desarrollo de las infraestructuras básicas necesarias para el desarrollo.

El mundo está generando una nueva economía, una nueva política y una nueva sociedad del conocimiento y la información está transformando a los gobiernos, a los individuos, a los empresarios y a sus empresas. Estamos llegando a la tan cacareada economía de la información, la economía digital. La revolución en los medios de comunicación, en los sistemas de producción, los explosivos cambios en el proceso y análisis de la información han creado un contexto externo en el cual se achican las distancias y los tiempos, creando lo que se llama globalización. La globalización y la competitividad está imponiendo nuevas formas de pensar y hacer en todos los órdenes de la vida de una sociedad y el conocimiento se ha tornado uno de los más poderosos factores de producción en detrimento a los tradicionales factores de tierra, capital y trabajo. La tecnología ha asumido un papel crucial en la competencia a nivel internacional, tornando creciente importancia las ventajas comparativas creadas (educación, infraestructura, tecnología, etcétera) en relación a las ventajas naturales (ubicación, geografía y disponibilidad de materias primas, por ejemplo).

En nuestro país, la ingeniería y los ingenieros no estamos en situación óptima. La ingeniería, tanto empresarial como individual en gran medida está ligada al Estado, el mayor comprador, contratante, empleador, productor, regulador, con todos los claroscuros que ello conlleva; en un mercado de precio, calidad y excelencia no son apreciadas.

  • Profesionalmente nos estamos quedando atrás pues la formación, salvo excepciones, sufre de enormes déficits: investigación y desarrollo (I+D) es prácticamente nula. Se aplican mal los escasos recursos duplicando carreras, saturando algunas disciplinas y desatendiendo otras nuevas, la educación continua es escasa o fuera del alcance del ingeniero común.
  • En lo académico, se producen masivamente ingenieros de baja calidad, que luego son mal remunerados y no sirve a los fines de su empleador. Aclaro: en alguna medida se forman buenos ingenieros en lo tecnológico, pero esto hoy no basta. El mundo, el mercado global y moderno exige competitividad, demanda personal técnico con alto grado de capacitación, polivalente, con elevado nivel intelectual y creatividad, capaz de desarrollar y aplicar diferentes tecnologías, métodos, procesos, con conocimientos de organización y gestión, capaz de desarrollar habilidades de presentación y representación; en definitiva un perfil más global, que abarque más ámbitos que el puramente técnico recibido en la formación clásica.
  • En lo gremial: conciencia gremial sumamente débil. Estamos dispersos, disgregados y no actuamos orgánicamente, no influimos en las políticas públicas, no cortamos ni pinchamos la torta.
    • Estamos divididos en castas: los ingenieros del montón, de a pie, los ingenieros empresarios; los ingenieros que llegaron al Paraiso, la tierra sin mal (http://m.ultimahora.com/binacionales-crearon-diccionario-propio-otorgarse-millonarias-asignaciones-n817889.html): formar parte de las empresas eléctricas estatales nacional y binacionales.
    • No tenemos rumbo ¿cuánto hace que no se realiza un “congreso de ingeniería” destinado a discutir el presente y futuro de la profesión?. No tenemos academia de ingeniería, no tenemos premio nacional de ingeniería.
    • Lo más grave, no parecemos darnos cuenta de estas falencias o lo que es peor, somos indiferentes.

Debemos reaccionar, ser más proactivos, organizarnos, abrazar y adaptarse a los cambios para enfrentar los desafíos. Nuestros hijos y la nación nos lo agradecerán.

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