Acelerar formación de técnicos y profesionales en el sector vial

Fuente: Última Hora

Nuestro país presenta la paradoja de que faltan fuentes de trabajo, pero a la hora de buscar profesionales no siempre se encuentran personas capacitadas. El incremento de la demanda de mano de obra para dar cobertura a trabajos de construcción de infraestructura vial reflota un problema de larga data: el país desaprovechó los años anteriores para formar a quienes deban dar respuestas a los requerimientos laborales que se dan actualmente. Para salvar esta situación y evitar que el país pierda la oportunidad de progresar, es necesario que el Gobierno y los empresarios elaboren un plan de contingencia que permita saldar en corto plazo la deuda de profesionales existente.

Los largos años de atraso del Paraguay desembocan en un momento de inflexión en el que o se aprovechan con eficiencia los medios disponibles o se pierde el tren que puede llevarlo a días de mayor bienestar individual y colectivo.

Para dar respuesta a la demanda insatisfecha de infraestructura vial, que es fundamental para salir de la pobreza, el Gobierno ha conseguido que el Congreso le apruebe la Ley de la Alianza Público-Privada (APP) y, además, le dio luz verde para emitir bonos soberanos con el propósito de captar dinero destinado a la construcción de rutas, puentes y alcantarillados.

Con los recursos a disposición, algunas obras como la pavimentación de la ruta Caazapá-Yuty y la ampliación de la ruta 3, en el tramo Puente Remanso-Limpio, están en marcha. La Asociación Paraguaya de Carreteras (APC) sostiene que hay 176 contratos viales en ejecución que emplean a 13.500 personas.

La APC ha hecho un estudio para determinar el estado de cosas actual y, sobre todo, mirar con números en la mano el desafío que se avecina con 47 obras que se van a licitar este año, requiriendo el concurso de 16.500 profesionales con diversos grados de calificación.

Lo preocupante es que la oferta de personas calificadas –desde ingenieros hasta personal de apoyo logístico y ayudantes– es muy exigua y, en la situación actual, no será posible contar con la cantidad suficiente de trabajadores para cubrir las necesidades.

Esto viene a desnudar el desinterés de este y los anteriores gobiernos por invertir en el rubro del capital humano para enfrentar los requerimientos de tareas que exigen –en sus diversos niveles– preparación especializada.

En el área vial las improvisaciones están fuera de lugar, puesto que las tareas –aún las más sencillas– forman parte de una cadena de producción en la que todos los eslabones tienen que funcionar a la perfección. Ello implica una formación acorde a la responsabilidad que exige cada puesto.

La carencia de suficiente cantidad de ingenieros y de técnicos de mandos medios puede hacer perder al país una oportunidad para acelerar su proceso de acomodamiento para el despegue hacia el desarrollo. Por lo tanto, es imprescindible que los organismos del Estado –encabezados por el Ministerio de Obras Públicas– y el sector privado aporten urgentes iniciativas de respuestas a la limitación constatada. Funcionarios gubernamentales y empresarios viales deben sentarse cuanto antes a establecer objetivos precisos y analizar la forma de capacitar a la mano de obra requerida.

Lo que ahora queda es sacar fortaleza de las debilidades, poner en marcha cursos de formación profesional para el área de la construcción, estimular a los jóvenes para que se capaciten y establecer sistemas de perfeccionamiento constantes. Se perdió demasiado tiempo, pero aún se puede recuperar terreno si hay verdadera voluntad para enfrentar el desafío y superar la dificultad.

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