LMC: cimientos del ingenio civil

El Laboratorio de Mecánica Computacional (LMC) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción fue inaugurado hace un lustro, considerado como un gran logro y a la vez un desafío. Hoy empiezan a ver la luz los primeros resultados.

Por iniciativa de los profesores Rubén López y Antonio Aquino, en 2008 se creaba el LMC, una modesta sala de informática pero con computadoras potentes destinadas a despertar la curiosidad y el deseo de investigación en el estudiante de Ingeniería.

Actualmente, el laboratorio posee 10 computadoras Six Core de 6 núcleos, más otras dos de alto desempeño de 12 núcleos, además de bibliografía científica especializada y softwares como Abacos, Ansis, entre otros.

El profesor Rubén López destacó que la principal función del laboratorio no es enseñar a los alumnos, sino que éstos “generen sus conocimientos” por medio de la investigación.

Cómo funciona

El profesor Antonio Aquino, otro de los propulsores del laboratorio, explica el funcionamiento del LMC.

“En él resolvemos problemas reales, se construyen fórmulas que llamamos modelos, que son ecuaciones diferenciales en general, y resolvemos esos modelos y de esta manera analizamos los problemas.

Por ejemplo, si se va a construir un puente, entonces antes usted puede crear un modelo virtual, que es lo que hacemos, y vemos la características y cómo se va comportar, entonces se puede cambiar ya en el proyecto aspectos como seguridad, aspectos económicos, o bien se puede probar tecnología que no se conoce y cuando se ejecuta ya se tiene una seguridad de que va a funcionar”, sostuvo.

Crecimiento

A pesar de contar con sus limitaciones, tanto en forma física como en materia de recursos humanos, en el LMC se llevan adelante a la fecha 10 proyectos, enmarcados en los trabajos de tesis de los estudiantes. Asimismo, reciben a 8 alumnos de iniciación científica.

“Lo ideal es tener más docentes en el equipo, porque nosotros dos ya casi no damos abasto”, sostuvo el profesor López.

Entre los proyectos que se desarrollan en el laboratorio se puede citar: “El comportamiento del terraplén refulado sobre suelo compresible”, cuyo trabajo de campo se llevó a cabo durante las obras de la primera etapa de la construcción de la Avda. Costanera.

Otro de los trabajos es “La simulación computacional de las fundaciones de torres de las Líneas de Alta Tensión”, que se desarrolló a la par de la instalación de las Líneas de Transmisión de la Línea de 500 kV de la ANDE.

También se destaca el denominado “Determinación de las Propiedades Térmicas del Hormigón durante el Proceso de Hidratación mediante la Solución del Problema Inverso”, desarrollado por Osvaldo Quintana, cuyos resultados finales fueron presentados a nivel internacional en el mes de setiembre, dentro del marco del CONCREEP-9@MIT, Conferencia Internacional sobre la fluencia, retracción y durabilidad mecánica de Estructuras de Hormigón, organizado por la prestigiosa Massachusetts Institute of Technology (MIT).

“Ahora también se van generando publicaciones gracias a estos trabajos de investigación, que son presentados a nivel regional y mundial”, destacó el profesor López y añadió que “están empezando el proceso de cosechar los resultados”.

Sobre ese punto, sostuvo que los estudiantes que realizan sus investigaciones en el LMC están a la altura de la educación regional y aquellos que hacen pasantías en universidades de los países vecinos tienen un óptimo rendimiento.

Experiencia regional

El profesor Antonio Aquino, otro de los impulsores del LMC, explicó que la idea de montar el laboratorio en la UNA la trajo de su vasto recorrido por Latinoamérica, gracias a su maestría y doctorado, realizados en universidades de Brasil, y a su trabajo de consultor por varios años en el sector privado.

“Gracias a los varios años de trabajo, conocí un poco los problemas que enfrenta la industria en ciertos sectores, como en minas, petróleo, oleogás, generación de energía e industria automotriz, entre otros”, sostuvo el profesor Aquino.

Relató además que, al regresar al país, aceptó el cargo de investigador que le ofrecieron en la Facultad de Ingeniería UNA. “Encontramos colegas con el perfil para poder crear un grupo y después creamos ese laboratorio, inicialmente con muy pocos recursos”, añadió.

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Fuente: ABC Color Digital

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