Por Dr. Antonio L. Cubilla (*)

Un reciente informe técnico realizado en el Ministerio de Hacienda sobre la Universidad Nacional de Asunción 2013 ha revelado datos preocupantes que merecen un comentario.

Matricula vs. graduación

La matrícula de la UNA (el número de alumnos inscriptos) es de 40.000 por año, pero se gradúan solo 4.000. La mayoría deserta de la universidad por razones de preparación o económicas, cambian vocaciones, se retrasan y no culminan sus estudios en los años normales de carrera. Las implicancias son la masificación estudiantil y el gasto estatal inapropiado e injusto. Se debe buscar una solución a este problema que tiene, indudablemente, su origen en la selección inadecuada de los estudiantes en el momento del ingreso a las facultades.

La concepción populista de que la universidad debe ser para todos, sin calificativos, es errónea y causa de no pocos problemas académicos de larga tradición en Latinoamérica. La universidad debe ser igualitaria desde el punto de vista del género, raza y situación socioeconómica de los alumnos. Ninguno de estos factores se interpone a la idea de que solamente deben acceder quienes posean las cualidades intelectuales mínimas requeridas para la educación superior. El estudiante universitario debe ser cuidadosamente seleccionado al inicio de la carrera. Con este criterio, la deserción será mínima. La prueba en la UNA es la propia Facultad de Medicina, donde, con la aplicación de un riguroso examen de ingreso, la diferencia entre la matriculación y la graduación es casi inexistente.

Exceso de abogados y economistas, pocos ingenieros

La mayoría de los graduados universitarios de la UNA (52%) pertenecen a las carreras de Derecho, Economía y Filosofía, de lejos predominando la primera. Mientras que solo el 16% y el 10% pertenecen a las carreras de Ingeniería/Arquitectura y Agronomía/Veterinaria, respectivamente. Mientras que más de 1.000 abogados se gradúan por año, lo hacen solamente 147 ingenieros. Esta tendencia debe revertirse. Se estima que el Paraguay necesita graduar 1.000 ingenieros por año. La solución es bastante simple: reducir el número de ingresantes en las carreras de Derecho, Economía y Filosofía mediante un examen limitante a un número específico de estudiantes de alta formación y potencial. El ingreso casi libre a la Facultad de Derecho (exámenes con poco rigor) no ha producido los mejores profesionales ni la mejor justicia. La masificación y la falta de evaluación vocacional han facilitado la injerencia de la política en detrimento de la academia, lo que es histórico y nefasto en nuestra tradición universitaria.

Siguiendo con las soluciones, al mismo tiempo se deben establecer becas completas para alumnos talentosos con vocación demostrada hacia las matemáticas, ingenierías y las ciencias. Es perentorio, dice el estudio, revertir y reorientar la calificación del capital humano hacia las carreras científico-técnicas, estratégicas en la visón del desarrollo.

Cuestiones de presupuesto

El presupuesto anual de la UNA es de 1 billón de guaraníes. Casi la mitad está destinado a la Facultad de Ciencias Médicas, dinero utilizado en el sostén del Hospital de Clínicas, con mínima distribución hacia actividades tan necesarias como la investigación científica, prácticamente sin presupuesto.

Si excluimos Medicina, las facultades de Ingenierías reciben el 38% del presupuesto y la de Derecho y Economía casi igual (34%). Solo el 22% es destinado a Agronomía y Veterinaria, y un mero 8% a las Ciencias Naturales y Matemáticas. Debe reorientarse el número de alumnos por disciplinas y el presupuesto para favorecer a las disciplinas técnicas y científicas, que son de gran importancia para el desarrollo sociocultural y económico del país. Esta falta de inversión en las disciplinas científicas deviene en la ausencia de una cultura científica, lo cual incrementa el rezago cultural y social respecto a otras sociedades.

* Instituto de Patología e Investigación

Fuente: ABC Color Digital